2 jul 2014

De Riverton y el arte de menear la cabeza

GoodReadsAutora
No tenía pensado escribir sobre esta lectura. Más que nada porque apenas me estoy introduciendo en el género romántico, y pensaba que sólo podría hablar con ''argumentos'' cuando tuviera más lecturas como ésta a mis espaldas, y al menos más libros que comparar para poder definir una opinión sólida. Seguramente no me equivoque al pensarlo. Pero bueno, aquí estoy, pecando de temeraria como pocas veces (?). No obstante intentaré que la entrada sea corta, pero suficiente. 

Compré La Casa de Riverton por un modesto precio de cinco euros en la Feria del libro. Y la verdad, fueron unas pocas monedas bien gastadas. Lo primero que me llamó la atención, claro está, fue el nombre de la autora. Me sonaba muchísimo puesto que apenas unas semanas antes había leído una reseña de su libro más famoso y elogiado: El jardín olvidado; sin embargo, apenas conocía su primera novela. A falta de El Jardín Olvidado, decidí empezar a conocerla con éste. 

He de admitir que la premisa que nos vendía la contraportada me intrigó desde el primer momento. Así que no me costó sumergirme con ganas entre sus páginas. Lo primero que me hizo fruncir el ceño fue la intervención del presente y de la Grace aniciana. Al principio lo encontré encantador, pero sinceramente, había veces que se me hacían pesadas, con escenas que gritaban «¡era otra época!» una y otra vez. Yo me hubiera centrado más en la historia del pasado, en Riverton, pues tantas interrupciones para «Sylvia, mi enfermera, tiene novio» me hacían perder el hilo. A pesar de ello, poco le bastó a la autora para arrastrarme cual adicta por Riverton y los secretos de la familia Hartford

SINOPSIS

Verano de 1924. Durante una rutilante fiesta de la alta sociedad en Riverton Manor, un joven y prometedor poeta se quita la vida.
Invierno de 1999. Grace Bradley, una anciana de noventa y ocho años que otrora fue doncella en la mansión de Riverton, recibe la visita de una joven directora de cine que está rodando una película sobre aquel suicidio. Esa visita convoca los recuerdos que durante décadas Grace había relegado a lo más profundo de su mente, incapaz de enfrentarse a ellos.

OPINIÓN PERSONAL 


La historia comienza cuando nuestra querida Grace de catorce años, hija de una antigua sirvienta de Riverton, entra a formar parte del encantador y profesional servicio de la gran mansión de Lord Ashbury, por expresa petición de su madre. Ellos la aceptan encantados, realmente encantados, lo que nos revela el primer gran secreto que nos acompañará toda la novela, con una sutileza que podremos saborear y casi palpar durante toda la historia. Ignorante a lo que esas paredes esconden para ella, Grace conoce a los niños de la casa: los Hartford. Y es ahí cuando empieza su gran aventura. 

Al principio, pensé que el hecho de que la historia fuera contada por Grace me limitaría en cuanto a los personajes que realmente me importaban: Hannah, Emmeline y David Hartford. No obstante, la relación que pronto unirá a estos hermanos, sobre todo a Hannah, con la joven criada, suplirá cualquier laguna que sus historias pudieran dejarnos. Una relación entre señora y doncella que pronto se embarcará en desafíos sociales y personales que resquebrajarán sus sueños, sus ilusiones, sus expectativas sobre la vida que deseaban vivir; pero que las harán madurar, superar muchos obstáculos a consta de renunciar a principios y deseos, sometiéndose poco a poco a las paredes invisibles pero realmente estrechas del decoro y el sentido del deber entre las clases conservadoras de la época. Hannah tiene sobre sus hombros el pesado legado de una familia antiquísima, que se verá en una delicada situación por la cual Hannah deberá elegir entre sus sueños y la responsabilidad de pertenecer al linaje de los Ashbury, y para conservar Riverton. Mientras que a nuestra Grace le moverá ese impecable sentido del deber que tenía el servicio de entonces, ese respeto y esa lealtad hacia los señores a quienes habían acompañado durante generaciones y generaciones. Pero no sólo eso la unirá a Hannah, hay algo más, algo que siente en su corazón y que la retiene a su lado a pesar de las oportunidades que le surgen de otro estilo de vida. Se siente totalmente ligada a Hannah y su destino y eso la arrastrara a Riverton, una y otra vez, a sus recuerdos y a sus secretos. Incluso, cuando POR FIN Robbie Hunter, el desgraciado y talentoso y encantador poeta, ilumina la vida de su señora, algo oscuro las mece, en esa irritante vigía que los amores trágicos y pasionales inspiran, arrebatándonos suspiros y haciéndonos contener la respiración hasta el final.

Y quizás sea el final, la última parte, lo que más me ha gustado de toda la novela. El ritmo se acelera y la voz narradora se va apagando de tal modo que parece que la vamos a perder en cualquier momento, lo que intensifica nuestra ansia voraz de conocer hasta el último secreto, la última respuesta, el gran por qué.


De pronto, Grace se ha convertido en la llave que nos abre las puertas de Riverton, y a través de ella, nos adentramos entre los pasillos de la gran casa, satisfecha de invitados y caras nuevas que desconocen lo que esas paredes han encerrado durante años, y que, por supuesto, jamás averiguarán lo que realmente pasó a las orillas del lago. 


Para ir terminando, pues hace rato que fallé el intento de que ésto fuera lo más breve posible, destacaré que, aunque he adorado la historia, los secretos, los personajes, los engranajes que corrían bajo las letras, invisibles a nuestros ojos, y que de pronto, al final, todo ha hecho clic; también he de admitir que la narración no ha sido lo que me esperaba, como ya comenté en facebook mientras leía el libro. La sutileza con la que se narran acontecimientos determinantes para los protagonistas convierte sus destinos en una suerte de desesperación y pasividad continua. Y que sumado a unos capítulos larguísimos, me hacían replantearme una y otra vez seguir leyendo. Por otra parte, me hubiera gustado conocer a uno de los personajes que me ha hecho tilín como el señor Frederick o la madre de Grace, e incluso Emmeline, aunque lo poco pero realmente revelador que sé de ella no me haya agradado suficiente. El que me ha decepcionado un tanto es Robbie Hunter, su brevedad en la historia no me ha llenado, y creo que responde a lo que esperaba, y yo no quiero leer lo que ya espero, quiero que me sorprendan. 

No obstante, uno de los puntos fuertes de la historia, y que me ha enamorado, es la fantástica ambientación que nos proporciona la autora de la Inglaterra del siglo veinte, y la transición y la lucha entre las tendencias extranjeras y la actividad de los revolucionarios contra las costumbres conservadoras y el afán de estabilidad de la aristocracia; conocemos más de cerca a la alta sociedad, con sus bailes de iniciación y sus arraigadas costumbres basadas en las tradiciones de las casas más antiguas del país, y que no gozan principalmente de una excesiva cantidad de dinero, sino de su intachable y honorable reputación, por la que nuestras chicas harán sacrificios que nos desgarrarán y romperán una y otra vez. Hasta que al final todo por lo que hemos luchado se desvanezca en el tiempo.

En definitiva, si os gusta la romántica histórica, no lo dudéis un segundo; si no, siempre habrá una primera vez, y ésta es una gran oportunidad. Es una gran historia, con una pluma realmente deliciosa, que se va deshaciendo gustosamente mientras vamos devorando las páginas. Aunque en mi opinión, esta autora promete mucho más.

P.D: Lo de ''el arte de menear la cabeza'' viene porque se pasan
toda la novela meneando la cabeza. Fue una repetición tras otra demasiado
evidente,  entre otras tantas. 

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